sábado, 26 de septiembre de 2015

Culturas antiguas: Micénicos

Los micénicos

Una vez visitada la isla de Creta, nuestro viaje continúa en tierras continentales, propiamente en la región del Peloponeso, región en donde tal y como sucedió con la isla de Creta, una ciudad determinó el calificativo de toda una civilización. En este caso Micenas, el primer sitio excavado por el célebre Schliemann tuvo una carga e importancia tal, que incluso se llegó a pensar que era la capital de un imperio, sabemos hoy en día que esta suposición está errada pues dicho imperio nunca existió. Más bien a esta zona habrá que verla como un conjunto de pequeños reinos independientes, cada uno con sus respectivas zonas de influencia, y aunque se desconoce si existió un término genérico que los denominara o con el cual se sintieran identificados, por consenso y apoyados en fuentes, se les conoce como aqueos.

Los principales centros de esta civilización se encuentran en la zona del Peloponeso, así que junto con la ya mencionada Micenas, destacan Tirinto, Argos, Nauplia y Midea; otros centros que destacan son Pilos y Atenas, cuya acrópolis muestra elementos que la identifican como una antigua ciudadela micénica.Otra ciudad que destaca es Petra, por tener los muros más altos entre las ciudadelas micénicas.

Los inicios de esta civilización se remontan al año 1600 a.C., pero será entre el 1400 a.C. y el 1200 a.C. cuando gocen de su mayor apogeo, puesto que en este período se construyen fortalezas, y se realiza una expansión comercial con pueblos como los hititas y los egipcios. También dentro de este período se expanden a lugares como Cnosos, la isla de Rodas, Mileto en Asia Menor, y hacia puertos de la zona de Levante como Ugarit. Durante esta expansión algunos de estos lugares pasaron a formar parte de la civilización micénica, ya sea como nuevos estados o por el hecho de incorporar a su población gente de la región micénica.


Micénicos y minoicos

Durante su expansión, y tal vez antes, la influencia cretense estuvo presente, al grado de que se llegó a creer que la civilización micénica era una reminiscencia de la civilización minoica, incluso se llegó a pensar que los cretenses habían colonizado el continente griego, y que así se podrían explicar las coincidencias que existen entre las dos civilizaciones.

Ahora sabemos que esta influencia debió ser muy anterior, y que se reforzó tras la conquista de la isla en el siglo XV a.C., quizá el palacio de Pilos sea una de las muestras más representativas de la influencia cretense en la civilización micénica, en primer lugar porque ahí se encontraron varios ejemplares de un tipo de tumba denominada tholos, el cual se usaba en Creta desde el tercer milenio a.C., y en segundo lugar porque el palacio de Pilos, es el único de tipo micénico, que al igual que sucede con todos los palacios cretenses, carece de fortificaciones.

Aunque sin duda la ausencia de la muralla es determinante para reconocer la influencia cretense, por los resultados de las excavaciones actuales, en donde se han encontrado vestigios de murallas en Creta, este punto podría quedar a discusión, sin embargo, si tomamos en cuenta el hecho de que el mundo micénico estaba conformado por pequeños reinos de economía fuertemente centralizada y de sociedad altamente jerarquizada, el hecho de que el palacio de Pilos carezca de murallas, adquiere una nueva dimensión en un mundo en donde muy probablemente el saqueo y el pillaje debieron estar a la orden del día, y donde una muralla más que un elemento de ornato, debió ser una necesidad.

Pese a las similitudes y a la influencia cretense, los palacios micénicos son diferentes, pues en los palacios micénicos el núcleo es una gran sala rectangular (mégaron) en cuyo centro se ubica lo que Gómez Espelosín define como “un hogar circular”, el cual se encuentra rodeado por cuatro columnas, y al cual preceden una antecámara y un porche. Posiblemente este cuarto fuese el cuarto del trono, ya que a su alrededor se ubican las demás habitaciones. Las demás dependencias, los almacenes, talleres, así como la habitación real, se organizaban alrededor de patios abiertos. Los palacios micénicos son similares a los cretenses en el modo en que se encuentran adornados, y curiosamente el palacio mejor conservado, y el cual sirve de referencia, es Pilos.

Los palacios micénicos estaban adaptados a la geografía del terreno en donde se emplazaban, con la excepción de Micenas, en donde lo abrupto del terreno obligó a que el palacio se emplazara en la acrópolis de la ciudadela.

En Creta los sistemas hidráulicos con tuberías de arcilla formaban parte de los palacios, esta característica también la encontramos en las construcciones micénicas, con la diferencia de que en el caso de los asentamientos micénicos, esta preocupación obedecía a cuestiones defensivas dada la organización y la mecánica de las relaciones entre reinos; aunque también existieron obras hidráulicas para el uso doméstico o ritual.



Las murallas

Las murallas eran un elemento infaltable en las ciudades micénicas, su construcción era a base de sillares unidos unos contra otros sin ninguna mezcla o argamasa de unión. A lo largo de estos muros defensivos se ubicaban unas garitas de vigilancia, desde donde se podía atacar a los enemigos. El acceso hacia estos asentamientos amurallados se hacía a través de grandes puertas, flanqueadas por pasadizos estrechos. La puerta de los leones en Micenas es el mejor ejemplo de estos accesos.



La sociedad micénica

La sociedad micénica estaba organizada del siguiente modo: el rey (wanax) se encuentra a la cabeza de la pirámide social, y se le reconoce como un caudillo guerrero. Debajo del rey se ubican los lawagetas, quienes quizá fueran lugartenientes al mando de las tropas, después del rey en prestigio y posesión de tierras estaban ellos. Los seguidores o equetai, representaban a las clases dirigentes de la sociedad micénica, habitaban en el palacio y posiblemente fueron comandantes de unidades militares. Los telestái eran terratenientes, encargados de los diferentes distritos administrativos en los que se dividía cada reino. Los encargados de cada distrito y de vigilar el cumplimiento de las órdenes que se enviaban del palacio eran los koeteres. Los artesanos son otro grupo, ellos trabajaban en los talleres que se ubicaban al interior de cada palacio. Finalmente, en la base de la pirámide se encuentra el damos, formado por campesinos, quienes sí poseían tierras, pero estas eran arrendadas a particulares.

Se tienen indicios de que existió cierta forma de esclavitud, algunos de estos esclavos eran personal religioso, y otros al servicio de los equetai. Por lo general, la mayoría de estos esclavos eran mujeres, quienes desempeñaban actividades al interior del palacio, tales como moler trigo, tejer telas y vestidos, y ayudar en los baños; probablemente estas mujeres fueron capturadas durante los saqueos e incursiones.


El final

A comienzos del siglo XII a.C. se inicia el declive de la civilización micénica, las causas de su desgracia aún siguen siendo discutidas, pero parecen ser resultado de varios factores, tales como una serie de destrucciones e incendios en cadena que habían estado dándose desde ya hace medio siglo antes, y que afectaron la cuenca mediterránea, otras fuentes atribuyen esto a ataques dorios, o a fenómenos naturales como sequías o problemas con la provisión de alimentos; por último, esto también se atribuye a disturbios de carácter interno, ya sea en forma de conflictos constantes entre reinos o a levantamientos populares generalizados.

La respuesta a la interrogante de qué causó el declive de la civilización micénica, aún no es muy precisa, pero se destaca que para el buen funcionamiento de su sistema debían existir condiciones que propiciaran y mantuvieran en orden todos y cada uno de los factores que en él intervenían; y dado que cada uno de estos factores dependía mutuamente de los demás, la falla en cualquier parte del ciclo desencadenaría una terrible consecuencia, así que este declive sólo se puede explicar al hacer un entramado de las posibles causas que antes he mencionado, aunque como también se puede apreciar, la simple aparición de cualquiera de esos factores rompería el débil equilibrio que mantenía en funcionamiento al sistema palacial micénico, que gradualmente se fue colapsando, hasta llegar a su final entre el 1300 y el 1200 a.C.; sin embargo, hay que diferenciar el colapso del sistema palacial del final de la civilización micénica, el cual se dio sólo después del 1200 y antes del 1100 a.C..

Tal y como sucedió en Creta, luego de que finalizó el periodo palacial en la región micénica se mantuvo cierto grado de prosperidad y civilización, pero a pesar de esto se presentó un rápido declive cultural, del cual Grecia tardaría en salir, pues en muchos casos se tendría que partir de cero.



Fuentes:
Gómez Espelosín Francisco Javier, Historia de Grecia Antigua, Madrid: Ediciones Akal, 2001, 357 p.Kostof, Spiro, The City shaped: urban patterns and meanings through history, London: Thames and Hudson, 1991, 344 p., ils.
Morris, Ian,  The early polis as city and state, p. 27, en Rich, John y Andrew-Wallace Hadrill editores, City and country in the ancient world, London: Routledge, 1991, 305 p
Snodgrass A. M., Archaeology and the study of the Greek city, p. 6, en Rich, John y Andrew-Wallace Hadrill editores, City and country in the ancient world, London: Routledge, 1991, 305 p.

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